Bienvenido a la localidad de Vilvestre, pueblo arribeño que alberga un gran número de recursos que podrá conocer tras recorrer la corta ruta que le proponemos a través de su casco urbano, conociendo de primera mano los elementos arquitectónicos, históricos o etnográficos más relevantes de la población gracias a señalización interpretativa accesible, donde poder acceder a contenido en lenguaje braille así como a audioguías en diferentes idiomas. En definitiva, un sencillo recorrido que nos permitirá descubrir la historia, tradiciones, cultura y naturaleza de Vilvestre.

Se encuentra junto a la fuente del Caño de San Sebastián, lugar de inicio de la ruta y desde donde nos dirigiremos al Rollo de Justicia, considerado Bien de Interés Cultural. Más adelante comenzará a observar bellos ejemplos de nuestra arquitectura popular, y en la Plaza Mayor nuestra Iglesia Parroquial donde podrá acceder a su interior mediante una visita virtual. Tras esta sorprendente visita la ruta asciende por la Calle Castillo, donde conocerá uno de los caños más relevantes del casco urbano, el Caño El Sierro, a la vez que numerosos exponentes de nuestra arquitectura popular.

 

Sin embargo, es al final de nuestra ruta, en el cerro que domina la localidad, donde se aglutinan la mayor parte de los recursos turísticos de la localidad, como la ermita de la Virgen del Castillo, cuya señalización interpretativa nos permitirá acceder a su interior gracias a una visita virtual; los restos del Castillo de Vilvestre, fortaleza del siglo XV estratégica durante la Guerra de Sucesión Castellana; o el lagar rupestre conocido como “La Cama del Diablo”. Desde este mismo cerro, dos espectaculares miradores, uno ornitológico y otro paisajístico le ofrecerán unas vistas sobrecogedoras del Duero y la vecina Portugal, así como la posibilidad de observar un gran número de especies de aves sobrevolando los cielos de Vilvestre.

Nuestra ruta termina en la parte trasera de las ruinas del castillo, frente al Santuario Rupestre Prehistórico, cuyas posibles interpretaciones le permitirán dejar volar su imaginación por tiempos remotos.

Esperamos que disfrute de la visita.


Plaza Mayor 1, C.P.: 37258
Teléfono: 923 524 623 / 923 524 696
E-mail: info@vilvestre.com
www.vilvestre.es
www.turismovilvestre.com
   
 

Este tipo de esculturas, conocidas como rollos y levantados durante la Edad Media en los lugares más visibles de las poblaciones, simbolizaban la presencia en la población de un poder capaz de administrar justicia. A principios del siglo XIX, tras la abolición del régimen señorial, estas funciones desaparecen, por lo que muchos rollos son destruidos.

Este rollo jurisdiccional, declarado Bien de Interés Cultural y uno de los más bellos de la provincia y más destacados de España, se compone de distintos cilindros de granito profusamente decorados. El cilindro superior fue sustituido por una cruz, reconvirtiéndose así en crucero, lo que permitió que no fuera destruido.

 

Sin embargo, gracias a fotografías como la que puede observar en esta señalización, sabemos que la cruz que hoy contemplamos no fue la primera que remató la parte superior de la escultura.

De clara influencia manuelina y estrechamente emparentado con los pelourinhos portugueses, el rollo de Vilvestre muestra una importante decoración de elementos florales, motivos perlados, conchas y decoración de sogas. Las conchas hacen referencia a la Orden Militar de Santiago, a la que perteneció el señorío de la villa de Vilvestre en la Edad Media. A fin de mostrar su jurisdicción, la Orden levantó este rollo en el centro de la localidad en la segunda mitad del siglo XV o a principios del XVI.

 
   
 

Fue en los últimos años de la Edad Media y en los primeros de la Edad Moderna cuando se empezó a conformar la fisonomía actual de Vilvestre.

Nos encontramos en el barrio más moderno, surgido entre los siglos XVIII y XX, levantado en la parte llana de la población. Más adelante conoceremos el barrio antiguo de Vilvestre levantado entre los siglos XV y XVII en la ladera del cerro del Castillo.

De aquel barrio antiguo aún podemos contemplar casas de pizarra, de una planta y ventanas pequeñas para que no entrara en frío. Tras la puerta de cuarterón se encontraba el portal, distribuidor que daba acceso a las cuadras al fondo y, a través de la escalera, a la cocina y a la sala con alcoba donde dormían padres e hijos calentados por el calor que desprendían las bestias.

 

Arriba, en una nueva planta de escasa altura se encontraba el sobrao, donde se mantenía aireado el grano en los trojes.

Más tarde las casas ganan en altura, y ya a finales del siglo XIX y principios del XX se construyeron en Vilvestre casas con grandes balcones volados, con tejadillos y barandillas de forja, algunas de ellas ricamente decoradas como la que se cree fue Casa de la Inquisición, así como casas de campo que presentan claras influencias de las quintas portuguesas cercanas.

 
   
 

Esta iglesia de una sola nave fue levantada en 1540 por Pedro de Lanestosa “el Viejo”. De aquel momento se conserva aún la capilla mayor con su bóveda de crucería de estilo gótico final. El resto de la iglesia que vemos en la actualidad se construye en el siglo XVII, ya siguiendo el estilo renacentista de la época, destacando en su interior su sorprendente artesonado mudéjar.

Su retablo principal, datado en 1678 y de estilo barroco, consta de dos cuerpos levantados con impresionantes columnas de estilo salomónico. Se encuentra presidido por la Virgen de la Asunción, que da nombre al templo y alberga, además, las imágenes de San Pedro y San Pablo, así como un Crucificado sobre un fondo pintado que representa Jerusalén y San Sebastián, patrón de Vilvestre.

 

A ambos lados del arco que separa la nave de la capilla mayor encontramos otros dos pequeños retablos de estilo churrigueresco de principios del siglo XVIII, uno con la imagen de San Antonio y otro con la Virgen del Rosario.

El exterior la capilla mayor destaca sobre el resto del conjunto, estando rematada en su parte superior con gárgolas y una serie de pináculos verticales, algunos de los cuales poseen la escultura de un niño que parece observar y proteger a la localidad desde las alturas.

 

 
   
 

Aunque la actual ermita de estilo barroco-clasicista frente a la que se encuentra fue levantada en 1757, su origen puede estar relacionado con otra ermita más antigua contemporánea del castillo y vinculada a éste.

En el interior de la Ermita de la Virgen del Castillo descubrimos un retablo de granito que alberga las imágenes de San Joaquín, Santa Ana, un Niño Jesús, San Antonio Abad y San Mauro. Pero entre ellas destaca la Virgen del Castillo, patrona venerada de Vilvestre cuya imagen probablemente proceda del castillo cercano. Las fiestas en su honor son numerosas, demostrando la devoción de todo un pueblo orgulloso de su patrona.

 

El 17 de mayo o el sábado más próximo, después de la misa, la imagen de la Virgen del Castillo es llevada en procesión a lo alto de este cerro para bendecir los campos. Unos meses después, ya en agosto, el lunes de las Fiestas del Toro, la talla se traslada hasta la iglesia, para que ya el 8 de septiembre, el día de su fiesta, tras la misa de la mañana, al llegar la tarde y rezar el rosario, se sube a la Virgen en procesión de nuevo hasta esta ermita.

 

 
   
 

Aunque la actual ermita de estilo barroco-clasicista frente a la que se encuentra fue levantada en 1757, su origen puede estar relacionado con otra ermita más antigua contemporánea del castillo y vinculada a éste.

En el interior de la Ermita de la Virgen del Castillo descubrimos un retablo de granito que alberga las imágenes de San Joaquín, Santa Ana, un Niño Jesús, San Antonio Abad y San Mauro. Pero entre ellas destaca la Virgen del Castillo, patrona venerada de Vilvestre cuya imagen probablemente proceda del castillo cercano. Las fiestas en su honor son numerosas, demostrando la devoción de todo un pueblo orgulloso de su patrona.

 

El 17 de mayo o el sábado más próximo, después de la misa, la imagen de la Virgen del Castillo es llevada en procesión a lo alto de este cerro para bendecir los campos. Unos meses después, ya en agosto, el lunes de las Fiestas del Toro, la talla se traslada hasta la iglesia, para que ya el 8 de septiembre, el día de su fiesta, tras la misa de la mañana, al llegar la tarde y rezar el rosario, se sube a la Virgen en procesión de nuevo hasta esta ermita.

 

 
   
 

Nos encontramos en la parte alta del pueblo de Vilvestre, en la zona conocida como El Castillo o El Muro, un promontorio con vistas al Duero donde se localizan los restos de una fortaleza bajomedieval-moderna levantada en el siglo XV en mampostería de pizarra y granito.

Este castillo de Vilvestre, denominado Castillo de El Muro, fue uno de los puntos estratégicos durante la Guerra de Sucesión Castellana de finales del siglo XV, cuando fue ocupado por los portugueses y recuperado por los castellanos. Fue después, una vez finalizada la contienda cuando comienza el declive de este castillo fronterizo.

Pero en el siglo XVII las nuevas luchas fronterizas con Portugal le otorgaron nuevamente un papel relevante, siendo conquistado y destruido en 1653 por las tropas portuguesas de Rodrigo de Castro. Finalmente, en 1668 fue abandonado, arruinándose progresivamente hasta casi su desaparición.

 

En 1992 las excavaciones arqueológicas descubrieron un pequeño tramo de la fortificación, consistente en un muro de tres metros de grosor, el cual continúa rodeando toda la superficie del cerro, ceñido a su topografía. En este muro destaca un bastión de planta cuadrada avanzado sobre la línea de la muralla.

A este castillo se refiere una coplilla popular que dice:

"Asómate al castillo
de la Hinojosa
verás el de Vilvestre
cara de rosa."

 
   
 

Nos encontramos en la parte alta del pueblo de Vilvestre, en la zona conocida como El Castillo o El Muro, un promontorio con vistas al Duero donde se localizan los restos de una fortaleza bajomedieval-moderna levantada en el siglo XV en mampostería de pizarra y granito.

Este castillo de Vilvestre, denominado Castillo de El Muro, fue uno de los puntos estratégicos durante la Guerra de Sucesión Castellana de finales del siglo XV, cuando fue ocupado por los portugueses y recuperado por los castellanos. Fue después, una vez finalizada la contienda cuando comienza el declive de este castillo fronterizo.

 

Pero en el siglo XVII las nuevas luchas fronterizas con Portugal le otorgaron nuevamente un papel relevante, siendo conquistado y destruido en 1653 por las tropas portuguesas de Rodrigo de Castro. Finalmente, en 1668 fue abandonado, arruinándose progresivamente hasta casi su desaparición.

En 1992 las excavaciones arqueológicas descubrieron un pequeño tramo de la fortificación, consistente en un muro de tres metros de grosor, el cual continúa rodeando toda la superficie del cerro, ceñido a su topografía. En este muro destaca un bastión de planta cuadrada avanzado sobre la línea de la muralla.

A este castillo se refiere una coplilla popular que dice:

 
   
 

Se encuentra frente a un antiguo lagar excavado en uno de los muchos afloramientos graníticos de este Cerro del Castillo.

Aunque algo erosionada, podemos observar fácilmente las estructuras de este lagar que participaban en el sistema de prensado: en la pileta superior, la de mayores dimensiones, se prensaba probablemente la uva o quizá la aceituna, discurriendo el mosto a través del canal hasta el pilón inferior, donde sería recogido. Las vigas de la prensa o la estructura de prensado debían asentarse en las oquedades y muescas laterales de la piedra, hoy aún visibles.

 

Sobre su fecha de construcción nada sabemos, barajándose su datación desde épocas prerromanas a la Edad Moderna, pudiendo estar vinculada con una cercana dependencia agrícola de finales del siglo XVII.

Pero la interpretación ha dado pie a otras funcionalidades, y la Cama del Diablo ha sido interpretada también como un santuario rupestre prehistórico, relacionándolo con algunas cazoletas labradas en las rocas cercanas. Incluso, en ocasiones, sus oquedades laterales han sido identificadas como soportes de artillería.

 
   
 

Se encuentra frente a un antiguo lagar excavado en uno de los muchos afloramientos graníticos de este Cerro del Castillo.

Aunque algo erosionada, podemos observar fácilmente las estructuras de este lagar que participaban en el sistema de prensado: en la pileta superior, la de mayores dimensiones, se prensaba probablemente la uva o quizá la aceituna, discurriendo el mosto a través del canal hasta el pilón inferior, donde sería recogido. Las vigas de la prensa o la estructura de prensado debían asentarse en las oquedades y muescas laterales de la piedra, hoy aún visibles.

 

Sobre su fecha de construcción nada sabemos, barajándose su datación desde épocas prerromanas a la Edad Moderna, pudiendo estar vinculada con una cercana dependencia agrícola de finales del siglo XVII.

Pero la interpretación a dado pie a otras funcionalidades, y la Cama del Diablo ha sido interpretada también como un santuario rupestre prehistórico, relacionándolo con algunas cazoletas labradas en las rocas cercanas. Incluso, en ocasiones, sus oquedades laterales han sido identificadas como soportes de artillería.

 
   
 

Nos encontramos en el lateral del cerro donde se asentó el castillo de Vilvestre, frente a un monumento rupestre conformado por distintas estructuras y elementos que fueron realizados aprovechando la pared rocosa.

En la parte inferior de este conjunto contemplamos un banco corrido con cavidades excavadas, que va descendiendo mediante un par de escalones hasta una especie de mesa. A media altura encontramos una serie de ranuras o incisiones verticales y en la zona más alta alrededor de 80 cazoletas.

Gracias al saliente que presenta en su parte superior y a su orientación que le protege del hostigo, este complejo ha llegado bastante bien conservado hasta nuestros días.

 

Declarado Bien de Interés Cultural en 1985, el yacimiento ha sido identificado como un santuario prehistórico, aunque también ha tenido diversas interpretaciones: algunos hablan de su uso como un taller de pulimento de útiles de piedra en el periodo neolítico, otros de un espacio de procesado agrícola e incluso hay quien afirmaba que los hoyuelos eran marcas de impactos de proyectiles. Por su parte, la tradición popular señalaba que este monumento se correspondía con el lugar donde "los moros afilaban sus armas".